Hace ya cinco años que supuestamente dejamos atrás la crisis española. Sin embargo, la realidad es que muchas de las familias aún se encuentran en unas condiciones económicas que ni siquiera les permiten tomarse unas vacaciones durante una semana al año. Lo consideran un lujo impensable. Aquellos que sufren esta situación desde su infancia, sobre todo, y en general cualquier persona, ven cómo su autoestima va disminuyendo. Conocer la realidad de nuestro país es fundamental para cambiarla.
El riesgo de pobreza en España
Creemos que al ser parte de la UE, muchos de los problemas mundiales no nos afectan. Pero nada más lejos de la realidad. ¿Sabías que la pobreza en España afecta a un 21,6 % de la población? Además, entre los niños esta es del 28,1 % y en los jubilados ha aumentado hasta un 14,8 %.
Los datos estadísticos muestran que ese más del 20 % vive anualmente con menos de 8.500 euros. Son familias enteras que tienen que alimentar a sus hijos e hijas, pagar las facturas y vivir en unas zonas desfavorecidas. Las tasas de desempleo son altas y permitirse unas vacaciones por una semana es algo impensable para ellos, todo un lujo. Y si surge algún tipo de imprevisto, no tienen la capacidad económica para afrontarlo. Son más de nueve millones de personas las que viven esta situación a diario, uno de cada diez españoles no sabe cómo llegar a fin de mes. Según datos de la EPA la tasa de temporalidad aumentó en España en el último año hasta el 26,7%. Esta temporalidad implica además de unos bajos ingresos, el desgaste psicológico que supone vivir en un estado de incertidumbre laboral, sin saber cuándo volverás al paro, lo que incide negativamente en el bienestar de la familia. Todas estas situaciones de precariedad laboral afectan a muchas personas mayores de 45 años, que tienen mucho más difícil incorporarse de nuevo al mercado laboral, no solo por la edad, sino también porque muchas son mujeres con menores a su cargo, lo que dificulta la conciliación y las hace tener que acogerse a esa temporalidad.
Toda esta situación afecta a la autoestima de los adultos y de los más pequeños. Los niños y niñas, según los datos del INE, sufren situaciones de malos tratos en los colegios y en la calle, vergüenza, desahucios o violencia doméstica. A las personas adultas, por su parte, les produce ansiedad, degrada su dignidad al estar cada día pasando situaciones que les avergüenzan y, además, supone un gran desgaste mental por tratar de encontrar el modo de pagar las facturas cada mes. A todo ello hay que sumarle que estas situaciones psicológicas afectan a la familia en su conjunto y que pueden llegar a desestructurar la dinámica familiar y dificultar las relaciones de sus miembros, lo que unido a la precariedad laboral pone a estas familias en situaciones de riesgo de exclusión social.
Cómo afrontar el problema del desempleo y la falta de autoestima
Para llegar a una solución y una mejoría en la población, no solo basta con que la ciudadanía sea consciente de que necesitan cambiar su situación. Es necesario que el Gobierno tome en sus manos la responsabilidad de crear unas políticas que reconozcan el problema y traten de ofrecer ayudas psicológicas. Los profesionales de la psicología deben realizar estudios que determinen de qué manera la vergüenza promueve la pobreza. Ya lo dijo la Premio Nobel de Economía Amartya Sen: “La vergüenza es un motor de la pobreza absoluto”. La Universidad de Oxford ha realizado un estudio donde determina que a nivel mundial, las personas que padecen penurias económicas –también la infancia– sufren un gran deterioro en su orgullo y autoestima. A la hora de luchar contra la pobreza en todas sus formas –tal y como establecen los ODS de Naciones Unidas– no se tiene en cuenta esta circunstancia psicológica.
De este modo, cuando las personas no creen en sí mismas y les falta seguridad, es imposible que consigan promover un cambio en su propia situación. Y esto lo puedes aplicar desde la infancia, hasta la vida adulta y a los más ancianos.
Achalay Acción Social. Aula de Empleo
Uno de los proyectos que desarrollamos desde Achalay Acción Social (San Blas. Madrid) es el Aula de Empleo. La mayoría de personas que atendemos son mujeres, tanto españolas como extranjeras con menores a su cargo. El tener cargas familiares les hace muy difícil el poder compaginar un empleo a jornada completa con la crianza, por eso normalmente cogen empleos temporales por horas. El resultado es que se pueden organizar mejor los horarios, pero el salario es mucho menor y las condiciones más precarias, trabajando muchas horas más de las que cotizan. Esta sobrecarga afecta a su salud física y mental, y muchas corren el riesgo de ser despedidas si se tienen que coger la baja.
Estas mujeres suelen tener una formación media, también las hay con estudios universitarios extranjeros que no han homologado en España, por lo que no pueden ejercerlos, porque el proceso de convalidación de los mismos requiere tiempo y dinero.
Los empleos más frecuentes son en limpieza y cuidado de personas dependientes, que son los sectores laborales más feminizados y con peores condiciones laborales y de remuneración. Muchas de ellas tienen entre 35 y 40 años, lo que les dificulta para encontrar un empleo o para acceder a los planes de formación y reciclarse, ya que las empresas generalmente buscan a gente más joven.
Aquí puedes conocer más sobre nuestro proyecto Achalay en San Blas (Madrid) y las diferentes formas de colaborar con nosotros.